Mario Patino - Fotografía cuir en Mexico
Mario Patino – Fotografía Cuir.
Mario Patiño
“Sin miedo a lo diferente”
Pensar una foto no es pensar una pintura. La fotografía requiere otro modo de sentir y otra manera poética que se acerca a la intuición de un ojo que percibe y no al cálculo y al estudio racional de una escena. Teniendo en cuenta esto, es más audaz aún pensar una foto desde técnicas que se salen del purismo epicentrado, de la asepsia estética y de producción de imágenes, para contaminar con técnicas y elementos disponibles no muy ortodoxos en el ámbito de la salud fotográfica; se trata de contagios técnicos y de irrupciones insalubres en el ámbito de los cuerpos, pues, en la fotografía de Mario patiño tienen lugar cuerpos bizarros y sujetos-cuerpos que se quedan en el limbo del género, en la cuerda floja del “entre” plasmando el momento en que el cuerpo muestra esa subjetividad que deviene, que está en la inmanencia del mundo y en la plena decadencia de todo el orden establecido (no ya en los afectos por una trascendencia que es solo metafísica de la dominación).
Haber conocido el trabajo de Mario Patiño me señala una nueva ruta en el sendero de la investigación sobre performance y resistencia, sobre utopía desde los cuerpos sexualmente diversos, rebeldes a las convenciones estéticas heteronormativas y a las exploraciones kitsch que redundan en más de lo mismo. Si bien la fotografía no es performance existe un género llamado “fotoperformance”, creo que es aquí donde ubico el trabajo de este magnífico artísta, que por lo demás, se autodenomina “marginal”, cosa que en lugar de parecerme un des-valor, me resulta exactamente el lugar perfecto de una enunciación que no quiere ser el objeto del mainstream del arte, sus egomaquias y sus ardides pseudorevolucionarias (en los casos de artistas que consideran su obra con tintes sociales o políticas pero que se mantienen en el mismo formato de autor del arte moderno). Mario Patiño se convierte de esta manera en uno de mis fotógrafos favoritos, por su estética que transgrede mediante un acto de fe, como todo en el mundo de la ex-terioridad y la ex-centricidad, sostenido sólo por una voluntad poética que no es ni admirada, ni reconocida; por el contrario, es más bien una piedra en el zapato de muchos que quisieran que en el arte se permaneciera en el reino del aplauso y del elogio, reduciendo la crítica a mera oportunidad para caer bien a los dueños del arte institucionalizado. Yecid Calderòn R. Agosto, 2014.